El 11 de julio de 1971, en el Congreso Nacional el Presidente Salvador Allende firmaba la nacionalización del cobre, aprobada por unanimidad por el Congreso pleno, en lo que fue su legado más duradero y ad portas de cumplir medio siglo sin duda ha contribuido de sobremanera para el desarrollo del país constituyéndose en el sueldo de Chile.
En las cuatro campañas presidenciales de Allende la nacionalización del cobre era un tema base en sus programas y discursos, esto debido a las grandes ganancias que se llevaban las empresas privadas y el poco aporte que hacían al estado de Chile. Existieron programas en el periodo del Presidente Frei Montalva que apuntaron en esta línea como la “Chilenización del Cobre” y la “Nacionalización Pactada”, ambos programas fracasaron y empresas norteamericanas como Kennecot (El Teniente) y Anaconda (Chuquicamata, El Salvador y Exótica) controlaban gran parte de los yacimientos cupríferos importantes del país, administrando su explotación, administración y venta del mineral.
Para 1970 de las 3 candidaturas presidenciales, al menos 2 tenían a la nacionalización del cobre como su bandera de lucha, tanto el Presidente Allende como Radomiro Tomic estaban en la misma línea, lo que indicaba que solo era cosa de tiempo para que nuestro principal mineral volviese a ser chileno, ya que la mayoría de la población estaba de acuerdo con esta medida. Fue un proceso largo que se ideó en los 50, tomó fuerza en los 60 y se ve coronado un día como hoy 49 años atrás.
Qué duda cabe de la importancia de este hito, que nos demostró que los modelos sí se pueden cambiar, sobretodo hoy en día en donde nos encontramos en una lucha social en contra del modelo y cultura neoliberal instaurada a fuego en nuestro país, que nos asfixia con sus desigualdades y que ante la pandemia ha desnudado la fragilidad económica en la que vive gran parte del país, con un gobierno indolente que se ha dedicado a gobernar en una dinámica de estallido social y que ante el proyecto de retiro del 10% de los fondos de pensiones de AFP, en contexto de pandemia, ha hecho un lobby descarnado y hasta lo imposible por evitar que se apruebe. El escenario actual indica que de votarse favorablemente en la cámara baja, en el Senado faltarían apenas un par de votos para tenerla aprobada y solo restaría la promulgación por parte del Presidente, lo más probable es que de aprobarse por el Congreso el ejecutivo vete esta norma.
Así como la nacionalización del cobre presentó un escenario complejo pero no imposible, nuestro país, aparte de la pandemia, se encuentra en lo breve frente a un plebiscito constitucional donde por primera vez se podrá elaborar una carta magna con la participación y opinión de los ciudadanos, y que en un país rico en minerales como el nuestro pueda ver en el litio una nueva oportunidad de desarrollo, idealmente no solo con un enfoque extractivista como ha sucedido con el cobre, sino con una fuerte inversión en ciencia y tecnología e industria asociada para el desarrollo de tecnologías y de productos de valor agregado para diversificar nuestra economía.
El legado de Allende nos demuestra que no existen imposibles y que los modelos se pueden cambiar, por mas terror que puedan tratar de infundir los grupos económicos que controlan las grandes ganancias en base a los ahorros de la gente y que hoy se escandalizan por querer sacar apenas el 10% de estos fondos.
Es de esperar que la ciudadanía responda en masa al plebiscito constitucional sentando el precedente de un nuevo país con una mejor redistribución del capital y por consiguiente una mejor y digna calidad de vida.
Matthias Eyzaguirre Méndez @quilimarino , Asesor Jurídico, Emprendedor, Ex candidato a concejal por la comuna de Los Vilos y a Consejero Regional de la Provincia del Choapa (Independiente PS