En un movimiento diplomático contundente, el gobierno de Lula da Silva formalizó su apoyo a Sudáfrica en el caso por genocidio contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), marcando un giro en la política exterior brasileña y reforzando su alineamiento con países del Sur Global.
Brasil se convierte en el sexto país latinoamericano en sumarse a la demanda, junto a Chile, Bolivia, Cuba, Colombia y México. La decisión llega en medio de crecientes críticas a la ofensiva israelí en Gaza, donde más de 40,000 palestinos han muerto, según autoridades locales.
“No hay neutralidad posible ante violaciones masivas de derechos humanos”, declaró el canciller brasileño, respaldando las palabras de Lula, quien en cumbres del BRICS tildó las acciones de Israel de “genocidio planificado”.
Reacciones divididas
Mientras países como España, Turquía y Nicaragua también anunciaron su intervención en el caso, Estados Unidos calificó la demanda de “políticamente motivada” y suspendió fondos a Sudáfrica. En Brasil, la comunidad judía local acusó a Lula de “quebrar décadas de diálogo” con Israel.
La CIJ ya ordenó a Israel frenar operaciones en Rafah y garantizar ayuda humanitaria. Tel Aviv tiene hasta enero de 2026 para presentar su defensa. La presión judicial se suma a sanciones económicas: Trump impuso aranceles del 50% a productos brasileños, en lo que analistas ven una represalia por el posicionamiento de Lula.
Con esta decisión, Brasil refuerza su rol como vocero crítico en conflictos globales, pero profundiza su aislamiento frente a Occidente. ¿Será este el inicio de un nuevo eje geopolítico?









