En la antigüedad, mis queridos copuchentos, la ancianidad fue objeto de continua veneración y los vejestorios éramos considerados fuentes de sabiduría y baluartes de la memoria de la comunidad, o sea, éramos catalogados como un patrimonio vivo y eso, porque muy pocos suertudos teníamos probabilidades de llegar a una edad avanzada.
En nuestros anhelos por vivir màs tiempo, no tomamos en cuenta de que al hacerlo le quitábamos espacio a las nuevas generaciones y esto terminarà por pasarnos la cuenta y ya somos demasiados viejos en el planeta.
A partir de los logros obtenidos por el avance de la medicina, se ha aumentado nuestra esperanza de vida y sumado a la disminución de la natalidad y los bajos índices de mortalidad infantil, se ha desembocado en un impensado envejecimiento de la población debido al incremento de los mayores de 60 o más años de edad, o sea,…… que en el futuro ya no seremos venerados como fuente de sabiduría, seremos eliminados como carga indeseada y ya no existirán estudios para alargar nuestras “adorables” vidas, por lo que ya no se escuchará hablar de adultos mayores, ancianos, tercera edad, cuarta edad y menos de abuelito dime tù, Tata, Lela, o sea,….que hasta aquí no más llegamos, mis viejos de mierda, eso sería todo y el último cierra la puerta,…..y por fuera, por favor.
Por Belisario Venegas Muñoz, Gestor cultural, escritor y poeta