Desde este lunes entró en vigencia la última etapa de la ley conocida como Chao Bolsas Plásticas, tras dos años de aplicación gradual en todo Chile. Ahora es el turno de las pequeñas y medianas empresas incorporarla.
Fue evaluada como la mejor política del año 2018 y ha puesto a Chile como un referente en toda América Latina. Hablamos de la ley conocida como Chao Bolsas Plásticas, la que enfrenta ahora una última etapa, a dos años de su implementación.
La normativa, que comenzó a aplicarse de forma gradual en el comercio chileno, amplía desde este lunes 3 de agosto la restricción a pequeñas y medianas empresas: almacenes y negocios de barrio ya no podrán entregar bolsas plásticas a sus compradores. Hasta ahora podían facilitar dos por cada compra.
La ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt, evaluó positivamente la aplicación de esta ley: “Gracias a ella, se han dejado de entregar 5 mil millones de bolsas plásticas desde que entró en vigencia esta ley, evitando que muchas de ellas terminen contaminando nuestros barrios, ríos o playas”.
Desde diversas organizaciones vinculadas a la protección medioambiental valoran positivamente lo que se ha logrado con esta normativa, la que deja a Chile como el primer país latinoamericano en prohibir por ley las bolsas plásticas.
“En lo que más se ha avanzado y que es motivo de celebración es el cambio cultural que se ha gatillado a partir de la aplicación de la ley”, detalló Mauricio Ceballos, vocero de Greenpeace.
Lo que recalcan los expertos en la materia es el hecho que la población ha tomado conciencia y ha adoptado como un hábito el salir a comprar con su propia bolsa reutilizable al supermercado.
“Nos parece que la sociedad chilena ha mostrado una gran sensibilidad por las temáticas ambientales durante los últimos años”, agrega Susan Díaz, coordinadora de la campaña Reduce+ de WWF Chile.
En este punto, Díaz agrega que existen algunas claves para entender este cambio que se ha producido en la sociedad chilena.
“La alta vulnerabilidad de Chile a los impactos del cambio climático, que hemos sufrido a través de diversos fenómenos extremos como intensas lluvias, aluviones, incendios forestales y sequía, sumado a la conciencia de cómo afectamos a otras especies, por ejemplo, con la contaminación plástica en el mar, y cómo ese plástico también llega a nuestro organismo, son parte de los motivos por los cuales la población está más consciente”, recalcó.
Una tendencia que se comenzó a visibilizar hace ya varios años y que apunta a la necesidad de hacer cambios en nuestras rutinas para aportar en la protección del medio ambiente.
Según estimaciones del Ministerio del Medio Ambiente, si pusiéramos la cantidad de bolsas que hemos evitado entregar, una al lado de la otra, sumaríamos 2,75 millones de kilómetros. Es decir 7,1 veces la distancia que existe entre la Tierra y la Luna. Para ser aún más claros, en términos de peso, estamos hablando de casi 37 mil toneladas, las que equivalen a 31.680 vehículos.