Gran interés a nivel nacional causó la situación del agua potable de la ciudad de Osorno, en donde por casi 10 días se mantuvo sin agua potable a más de 170.000 personas ante la aparente negligencia de un derramamiento de más de mil litros de diésel en el lugar de captación de las aguas para su posterior potabilización.
De tal magnitud de que provocó que el mismísimo Presidente de la República hiciera su tan ya a estas alturas previsible aparición (ante los bajísimos y yo creo ya irreversibles índices de aprobación de su gestión) en donde como siempre, mucho ruido y pocas nueces. El agua volvió, pero de manera fantasmal para que después la empresa sanitaria responsable saliese a culpar directamente a la ciudadanía por no ser “conscientes y acaparar mucha agua”, haciendo que esta se agotase.
No es ningún secreto de que en nuestro país el agua está privatizada, y de que existe la constante lucha para que esta vuelva a pertenecer a todos los chilenos, pero hasta el día de hoy no se ha ejecutado ninguna reforma significativa a nuestro código de aguas bajo ninguno de los gobiernos una vez retornada la democracia.
En nuestra provincia, a diferencia de Osorno en donde existen aún grandes riquezas de agua dulce, la situación es a lo menos alarmante. Sabido es en estos últimos días la situación de los caprinos en el Choapa, en donde existe una mortandad de casi un 60% del ganado, y que en contrapartida la mayoría del agua de nuestra cordillera y sus glaciares caen en manos de la gran minería. ¿Al menos contradictorio no?
En el caso de Los Vilos, ya se encuentra en ejecución el proyecto para la construcción de una planta desaladora, quien en su mayoría irá para la producción de cobre para la gran minería, pero, así como se pueden hacer grandes proyectos de infraestructura para desalar agua para la industria.
¿Acaso no debería existir el mismo criterio para el consumo humano y la agricultura?
Absolutamente, pero que aún se sigan instalando centrales termoeléctricas en nuestra comuna, no se condicen con las necesidades reales de infraestructura que necesita nuestra región y el país en general, más aún, teniendo ejemplos claros de energías renovables ya probadas en nuestra propia región como lo son la energía eólica como solar.
Es ahí en donde está el gran desafío político y social para la supervivencia de nuestra especie, tanto a nivel local como mundial, sabido es que, si no logramos frenar el alza de la temperatura del planeta además de cuidar nuestros océanos del plástico, poco y nada de tiempo quedará para nosotros y para nuestra descendencia, quien quizá logre tener una vida a lo menos “normal” como aún la conocemos hoy en día.
Por Matthias Eyzaguirre Méndez, Asesor Jurídico, Dirigente Rural, Emprendedor, ex candidato a Concejal por la comuna de Los Vilos y a Consejero Regional por la Provincia del Choapa (Independiente – PS).