La situación actual de Aguas San Isidro ha puesto de relieve la necesidad urgente de reformar la gestión del agua en Chile, evidenciando un preocupante historial de sanciones y deficiencias que afectan a las comunidades. La empresa ha acumulado múltiples sanciones por incumplimientos en la calidad del agua y el servicio, lo que ha generado un creciente descontento entre los ciudadanos.
Historial de Sanciones y Denuncias Ciudadanas
En los últimos 12 años, Aguas San Isidro ha enfrentado seis sanciones relacionadas con la calidad del servicio en localidades como Labranza y Pillanlelbún, con multas que oscilan entre 10 y 25 UTM. Las denuncias ciudadanas han sido alarmantes, superando las 28,000 observaciones en contra de sus proyectos, lo que representa el 50% del total histórico en procesos de participación ciudadana relacionados con Declaraciones de Impacto Ambiental. Las quejas incluyen problemas como mala calidad del agua, malos olores y enfermedades gastrointestinales atribuibles a la contaminación.
Ineficiencia del Sistema y Recomendaciones de la Comisión Investigadora
Un reciente informe de la comisión investigadora ha destacado las deficiencias en la gestión de Aguas San Isidro y la respuesta inadecuada de los organismos estatales. El informe subraya omisiones administrativas que permiten a la empresa operar con irregularidades, afectando gravemente a las comunidades. Se han recomendado acciones para evaluar la caducidad de las concesiones en localidades afectadas como Los Vilos, Padre Hurtado y Temuco.
La falta de coordinación entre entidades gubernamentales ha contribuido a una débil fiscalización y control sobre las prácticas de la empresa, lo que pone en riesgo la salud pública y el acceso al agua potable.
Promoviendo la Gestión Comunitaria del Agua
Ante esta situación crítica, se hace un llamado a adoptar un modelo de gestión comunitaria del agua. Este enfoque no solo busca mejorar la calidad del servicio, sino también fomentar una participación activa y responsable de las comunidades en la administración de sus recursos hídricos. Las organizaciones comunitarias han demostrado ser efectivas en garantizar un acceso equitativo al agua y promover una cultura de responsabilidad ambiental.
El caso de Aguas San Isidro resalta la necesidad urgente de reformas en el sector sanitario chileno. Es fundamental crear un marco regulatorio robusto que contemple tanto la gestión comunitaria como mecanismos efectivos para sancionar a empresas incumplidoras. Sin estas reformas, las comunidades seguirán enfrentando serios desafíos relacionados con la calidad del agua y su salud pública.
Coordinadora nacional Contra Aguas San Isidro.