América Latina, un basurero de Estados Unidos y Europa

Estados Unidos ha invadido varios países latinoamericanos con millones de toneladas de residuos plásticos tóxicos, revela una investigación.

La Red Investigativa Transfronteriza de OjoPúblico, en un reciente informe, precisa que Estados Unidos y países europeos enviaron, en los últimos diez años, 111 millones de toneladas de residuos plásticos tóxicos, principalmente jeringas, carcasas de monitores viejos y baldes, a México, Perú, Colombia, Chile y Ecuador.

De acuerdo con la investigación, después de que China cerrara en 2018 sus puertas a los desechos a todo el mundo, Estados Unidos incremento el envío de sus residuos al hemisferio sur, de modo que, en 2017, 11 millones de toneladas de basura estadounidense inundaron el sur global. Mientras que, en 2021, la región recibió 12 millones de toneladas de plástico desechado.

“La cantidad de desechos plásticos importados por países de la región entre 2012 y 2022 es equivalente a 118 veces el peso de la Torre Eiffel”, señala la investigación.

México es el principal importador de desechos plásticos de América Latina, pues entre 2012 y 2022 recibió más de un millón de toneladas. Le siguen Perú, con 62 000 toneladas durante el mismo periodo, Chile, con 50 000 toneladas y Colombia, con 45 000.

El informe recoge que el Grupo Autónomo para la Investigación Ambiental (GAIA) denuncia que las potencias mundiales mantienen sus políticas ambientales con un alto costo para los países menos desarrollados.

Además, señala que la falta de supervisión en las aduanas y por parte de las autoridades permite que las empresas adquieran estos residuos, incluso de forma ilegal, para generar dinero, pese a que la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) ha advertido que el comercio de plásticos puede involucrar trabajo ilícito, lavado de dinero, corrupción y evasiones fiscales.

GAIA exige a los gobiernos el cumplimiento del Convenio de Basilea, creado para combatir los depósitos de desechos tóxicos en países en vías de desarrollo, y mayor transparencia sobre el tipo de residuos plásticos que están llegando a la región, para evitar que estos países se conviertan en nuevos vertederos de la basura mundial.