Valentía y compromiso a toda prueba. Personal de limpieza, lavandería y alimentación cuenta su experiencia en medio de la crisis sanitaria.
Linda Rivadeneira ha pasado 20 de sus 50 años de vida trabajando en el servicio de Lavandería del Hospital de Los Vilos. Desinfectar, lavar, secar y doblar ropa o sábanas de pacientes, son parte de un trabajo silencioso que cumple con gran esfuerzo y dedicación. No obstante, bien sabe esta auxiliar de servicio que su labor es fundamental para mantener el correcto funcionamiento de las atenciones en este centro sanitario.
“Claro que sí. Esto implica que puedan haber hospitalizados, si hay lavandería. Sino imagínense dónde se lavarían las sábanas y ropas de cama, que es la que se ocupa mayormente. No tendrían dónde lavarse”, comenta Rivadeneira.
Por otra parte, confiesa que su labor durante esta emergencia sanitaria ha sufrido variantes. “Lo que cambio con la pandemia es la cantidad de ropa, que ahora con los pacientes hospitalizados con Covid o con supuesto Covid, esa ropa llega aparte en un bolsa negra rotulada. Dice Covid y marcada con el servicio de donde viene”.
Como Linda, son decenas los funcionarios del hospital que han trabajado tras bambalinas durante esta pandemia y que diariamente se exponen transitando por áreas con riesgo de contaminación. Tal es el caso de Maribel Trigo, auxiliar con más de 28 años de servicio y que forma parte de esta primera línea de la limpieza y desinfección.
“Lo que cambio la pandemia es que una tiene que estar más permanente en el servicio también, porque cada vez que hay una sospecha o Covid positivo, hay que hacer un aseo general, o como decimos nosotros, un aseo terminal a la entrada y salida de cada paciente”, explica Maribel.
Desde su vereda de combate, Trigo profundiza en su nueva realidad laboral. “Ahora con el Covid estamos un poco expuestos a contagiarnos y se ha puesto una barrera entre el usuario y nosotros. Yo de mi parte, como soy auxiliar de servicio, soy una de las personas que he tenido la posibilidad de estar con ellos porque sí o sí tengo que hacer mi trabajo y he podido relacionarme con ellos y he podido ayudarlos con una oración. Eso me gratifica mucho”.
Alimentando la esperanza
La central de Alimentación es otra de las áreas clave donde se trabaja silenciosamente. Aquí, un equipo conformado por 4 manipuladoras de alimentos y 5 nutricionistas se encargan de la elaboración y distribución de las bandejas de los pacientes internados, fórmulas lácteas infantiles y alimentación complementaria para adultos mayores.
Gertrudis Ávila lleva 26 años de servicio en esta unidad y desde la voz de la experiencia, relata los cambios que han tenido que adoptar para estar a la altura de la gente durante la contingencia.
Cuenta que los pacientes Covid-19 requieren dietas diferenciadas y cargadas a las proteínas y vegetales. Eso ha repercutido en una mayor carga laboral, ya que si antes realizaban dos preparaciones diarias, ahora cocinan hasta seis menús diferentes.
“Nos ha aumentado la carga laboral y también la carga de la cabeza. Afuera una tiene casa, tiene hijos, tiene nietos. Nosotros preguntamos ¿Hasta cuándo será esto? ¿Cuándo irá a terminar? Pero tenemos que darle nomás y sacar a la gente adelante. Nosotros somos un gran apoyo, porque nosotros alimentamos a los pacientes, de urgencia hacia arriba”, expresa Gertrudis Ávila.
En esta emergencia sanitaria, son decenas los funcionarios de servicios generales, lavandería y alimentación del Hospital de Los Vilos que han trabajado tras bambalinas. Ellos son parte de la otra “primera línea de salud”, héroes sin capa que diariamente se exponen transitando y desinfectando áreas del hospital, y que son parte importante del engranaje que mantiene latiendo el corazón este recinto.