En el contexto de la pasada semana, se han suscitado diversas caravanas en la región y nuestra provincia del Choapa, con un solo elemento en común, que es el agua.
Elemento vital que determina nuestra existencia y que hoy en día es transado en la bolsa de Wall Street en Nueva York, y cuya legislación perversamente económica en nuestro país, ha generado una situación de desbalance que, a un ritmo acelerado con el calentamiento del planeta y consecuente desertificación, comienza a hacerse poco a poco incompatible con la existencia humana. Si se sigue priorizando el agua como un agente económico y no se consagra como un derecho humano en la próxima Constitución Política de la República a través de la Convención Constitucional y sus próximos integrantes como constituyentes, poco y nada podremos hacer frente a poderío económico que ha gobernado y distribuido millones de litros para sus intereses hasta el día de hoy.
Más aún, cuando la respuesta del Estado frente a la sequía ha sido lenta e inapropiada, y nos encuentra hoy ante un stress hídrico de los acuíferos y nos plantea pensar de qué forma afrontaremos este escenario en el corto y mediano plazo.
Pero si de caravanas se trata, otra ha consignado la atención en el país, es la caravana de migrantes que están ingresando por la frontera norte. Ejemplo citado en diversos medios es el del pueblo fronterizo de Colchane, en la región de Tarapacá, en donde verdaderas oleadas de migrantes en su mayoría venezolanos, pero también bolivianos han colapsado la habitual calma de este poblado fronterizo del altiplano, aglomeración en sus espacios públicos e incluso ocupación de casas abandonadas o temporalmente desocupadas por sus habitantes debido a las actividades de pastoreo en el altiplano han ido generando una crisis social y humanitaria de proporciones, desatendida de manera sistemática por el gobierno central. Por años nuestra frontera ha sido constantemente vulnerada y que, ante esta problemática, se hace aún más grave por el contexto de pandemia global a causa del Coronavirus, en donde muchos de estos migrantes en busca de mejor vida llegan con síntomas y una salud muy deteriorada. Las fuerzas policiales y fronterizas se ven totalmente desbordadas ante la numerosa cantidad de migrantes que ingresan a diario por pasos no habilitados.
Situación aparte, fue el desbordamiento de un efectivo policial en la ciudad lacustre de Panguipulli en la región de Los Ríos, en donde un artista con sables para hacer malabares y luego de un fallido control de identidad, terminó abatido a balazos ante la incapacidad de los efectivos de poder controlar la situación, generando un molestar generalizado en la zona que tuvo como consecuencia la quema de diversos edificios públicos.
Queda claro a estas alturas que el sentir generalizado de una urgente reorganización e intervención del cuerpo policial de Carabineros es necesaria, situaciones y desbordes como estos no pueden seguir ocurriendo en nuestro país, sobretodo con la serie de violaciones de los derechos humanos evidenciados desde el estallido social a la fecha. La hora de la intervención y de cambios significativos en la formación, estructura orgánica y procedimientos requiere el acuerdo transversal y el carácter de urgencia que demanda la ciudadanía de nuestro país.
Por Matthias Eyzaguirre Méndez @quilimarino Asesor Jurídico, Emprendedor Turístico, candidato a Concejal por la comuna de Los Vilos (Independiente PS).