Día del Carmenere: la cepa emblema de Chile

Por muchos años fue confundido por Merlot y fue tan sólo hace 24 años que se descubrió que la uva era Carmenere, redescubrimiento que se celebra internacionalmente este 24 de noviembre.

Santiago, noviembre 2018. Esta cepa nacida en Bordeaux, Francia fue ampliamente cultivada a principios del siglo XIX en las regiones de Médoc y Graves, pero para 1860 los viñedos franceses fueron atacados por la filoxera, un insecto diminuto que afecta la raíz y las hojas absorbiendo la savia de las plantas, y aunque trataron de salir adelante con la cosecha, esta uva no pudo convivir con la plaga y desapareció.

Sin embargo, a mediados del siglo XIX las uvas Carmenere llegaron a Chile reemplazando las viejas parras españolas. Para aquel entonces se conocía a este vino como Merlot chileno o Merlot tardío y no fue sino hasta 1994 que el ampelógrafo francés, Jean-Michel Boursiquot, afirmó que el Merlot chileno era nada más ni nada menos que Carmenere.

Es así como esta cepa poco a poco fue tomando más auge hasta convertirse en uno de los vinos emblemas del país. Y es que el Carmenere necesita de un microclima especial que no se encuentra en todas partes, pero que en Chile cuenta con zonas privilegiadas como Peumo en el Valle de Rapel, donde los otoños son cálidos, hay poca lluvia y sus suelos son profundos.

Ahora bien, ¿cómo alguien que conoce poco de vinos puede identificar esta cepa? Marcio Ramírez, enólogo de Casillero del Diablo, recomienda no fijarse en el valor, sino en su color intenso y oscuro, “los Carmenere de buena zona siempre tendrán un color atractivo. En boca siempre será un vino muy suave y goloso. Si es amargo y duro es que se cosechó muy temprano y sus taninos no maduraron”.

Los sabores del Carmenere, por lo general, son de frutos negros, ciruelas maduras, especiado, mucha pimienta blanca y en algunos casos pimentones rojos asados de cuerpo medio, muy suave y sedoso. “El racimo de sus uvas es mediano de forma cónica, sin hombros y sus granos son muy pequeños”, explica Ramírez.

Por otra parte, el enólogo cuenta que “los platos más adecuados para tomar este vino son las carnes rojas, cerdo y cordero, también le viene bien los quesos cremosos. Una recomendación es Casillero del Diablo Reserva Privada Carmenere 2016, que logra el equilibrio perfecto para una cena con estos alimentos, por su elaboración con uvas cuidadosamente seleccionadas, cosechadas en el Valle de Rapel”.

En general, el Carmenere es una variedad muy versátil, y se puede trabajar de diferentes maneras. En Casillero del Diablo se hace de manera tradicional, se fermenta de nueve a diez días, macerándose 12 días.