Ante la alteración del sector, algunas notas para recuerdo y memoria histórica.
(Por Joel Avilez Leiva, Profesor de Estado en Historia e investigador).- Corría el año 1970. En Chile, se vivían los aires de la Unidad Popular. Música, discursos, libros, cine, radio, política, educación, prensa y universidad apostaban por este experimento único en el mundo: cambiar de una sociedad capitalista, agrícola y terrateniente a una industrial y sin clases sociales, de un modo pacífico y por la vía electoral, muy diferentes a los regímenes de Europa del Este, China, Vietnam o la Cuba de Castro.
En ese contexto país, la administración del presidente Salvador Allende Gossens (1970-1973) desarrolló junto a su ministro Carlos Cortés y el arquitecto Renato Hernández, de la División de Planificación del Equipamiento Comunitario un amplio plan – la Medida N° 28 del programa de gobierno -de acercar a los sectores más modestos a conocer las bondades de la costa chilena, en un cuadro que benefició en su mayoría a pobladores de las comunas periféricas del Gran Santiago para visitar las Villas de Turismo Social, conocidas también como Balnearios Populares.
En una segunda etapa se pensaba incorporar otras zonas del país como el interior y la precordillera, llegando a 40 balnearios para los chilenos.
El viaje se hacía en tren y llegaban a campamentos de verano, en cabañas construidas con paneles prefabricados de pino insigne por la Corporación de Desarrollo Urbano, con diseño en forma de A que podían albergar entre 6 a 8 personas, con un total de hasta 500 personas en terrenos de Bienes Nacionales o traspasados por los municipios.
Los Vilos, estaba dentro de estos 17 “Balnearios Populares”, aunque en realidad sólo 14 alcanzaron a estar operativos: Arica, Iquique, Mejillones, Chañaral, Coquimbo, Tongoy, Los Vilos, Pichidangui, Pichicuy, Puchuncaví, Ritoque, Santo Domingo, Lago Rapel, Lico, Duao y Lota.
Se construyó en un llano al lado del matadero municipal, camino a Quereo, conectada a calle Arauco y la costa. A fines de 1971 los balnearios estaban construidos. El MINVU entregó la administración a la Dirección de Turismo y ésta a la Consejería Nacional de Desarrollo Social.
Pero estar expuestos al viento y el calor del verano era una preocupación adicional para el gobierno, por lo que decidieron iniciar un plan forestal que protegiera a los hospedados del clima y temperatura ambiente.
Es así como se comienza a plantar los eucaliptus, por ser una especie de rápido crecimiento, para lo cual se convocó a la población- entre ellas mi abuela que trabajaba como lavandera y planchadora- para trabajar en la plantación de árboles, pagándoles con alimentos que debían ser retirados en la municipalidad y, a partir de 1972, en la Junta de Abastecimientos y Control de Precios (JAP), coordinado con el subdelegado de gobierno Manuel Marcarian Jamett, que también logró regularizar la toma de terrenos del sector El Llano.
Cada árbol llevaba ritualmente el nombre del vecino/a trabajador, quien tenía la responsabilidad de regar desde una lejana “garita” o bomba de agua, en interminables cadenas de baldes o tarros de pintura en desuso. Era un trabajo extenuante, que mi abuela llevaba adelante con el apoyo de sus hijas menores.
En 1972 más de 7.000 personas pudieron disfrutar de vacaciones y otras festividades como semana Santa en la costa chilena. En Los Vilos hubo ocupación de 300 personas.
En Pichidangui la administración la tuvo la Central única de Trabajadores (CUT), con un número similar de huéspedes.
En septiembre de 1973, el proyecto de Balnearios Populares llegó a su fin tras el golpe militar. Manuel Marcarian sería detenido y enviado a La Serena, posteriormente asesinado en los luctuosos hechos de la denominada “Caravana de la Muerte” en octubre de 1973. Carlos Salinas Altamirano, alcalde socialista de la época, fue desvinculado y arrestado.
En la cuenta pública de la Junta Militar de Gobierno del 11 de septiembre de 1974, el general Pinochet destacó el desmantelamiento de la política proselitista de los “Balnearios Populares”, los cataloga como “escuelas de guerrillas o de adoctrinamiento político” y entregaba su administración a los Concejos regionales y a los organismos de administración pública.
Muchos de estas instalaciones se convirtieron en campos de concentración para prisioneros políticos como Ritoque, Puchuncaví o Santo Domingo. Luego, la Armada se apropió de Puchuncaví y el Ejército el de Pichidangui.
En Los Vilos, el programa de forestación continuó hasta bien entrada la década. Una fotografía muestra a mi abuela en esas faenas en octubre de 1975, cuando era alcalde designado el capitán de carabineros Patricio Osorio Urbina, posteriormente alcalde de Taltal (1979).
A finales de 1976 las casas estilo A fueron habilitadas como salas de clases del Liceo de Los Vilos, mientras se gestionaba la construcción de un edificio moderno. A partir de la década de ´1980, fueron abandonados y posteriormente desarmados.
El bosque siguió creciendo e incluso dio pie a la construcción de corrales para chanchos, con sus respectivos estanques, utilizados por pequeños ganaderos locales.
Hoy en día, la urbanidad ha llegado a sus alrededores y, a través de un proyecto en desarrollo, se han talado varios árboles, cortando de raíz la memoria de todo un período de nuestra historia.
Atrás quedaron las pichangas en la cancha de los Delfines, llena de hoyos de topos o chululos, como les decíamos antes. También nuestras excursiones del Divina Providencia rumbo a la piedra de la virgen, que años después se convirtió en un santuario religioso. También elevar volantines en septiembre con el bosque de fondo y el sonar de las hojas en esos días de viento huracanado.
El bosque de mi abuela, como pensaba de niño, o el de Allende como diría hoy, vive en el recuerdo de los vileños de mi generación hacia atrás.
Los actuales, poca vinculación y cariño tienen con él.
En 2014 la Fundación de la Memoria de San Antonio logró que el Consejo de Monumentos Nacionales declarara el predio de su Balneario Popular en Santo Domingo como “Patrimonio Histórico”, dejando los cimientos de las construcciones y los árboles como elementos que no se pueden tocar, pero sí proteger.
Acá…
… Es el sino de los tiempos.
Fuentes:
Pinto Vallejos, Julio, editor/varios autores. “Cuando Hicimos Historia: la experiencia de la Unidad Popular”. LOM, Santiago, 2005.
Ministerio de Defensa Nacional. “Balneario Popular Rocas de Santo Domingo”, 14 de septiembre de 2014.
Revista Punto Final N° 823: Balnearios Populares durante la UP: Un Verano Feliz. 6 al 15 de marzo de 2015.
Memoria Cuenta Pública a la Nación – Honorable Junta Militar de Gobierno, 11 de septiembre de 1974. Diario Oficial de la República de Chile.
Mensaje de S.E. el Presidente de la República Salvador Allende Gossens ante el Congreso Nacional, Imprenta Nacional, Santiago, 1971.
Mensaje de S.E. el Presidente de la República Salvador Allende Gossens ante el Congreso Nacional, Imprenta Nacional, Santiago, 1972.
Revista El Ciudadano. “Balnearios Populares: Veraneos en un país que ya no existe”, febrero 2017.
Imágenes:
Documental “Un Verano Feliz”: Luigi Hernández, Oscar Caro, Leopoldo Valdés, Héctor Caro. Chile, 1972. Centro Cultural La Moneda.
Exposición “Medida 29” de Miguel Lawner (2014).
Fuentes Inéditas
Archivo Fotográfico Familia Avilez – Leiva (1975)