Elecciones en Brasil

Las elecciones presidenciales del pasado fin de semana en Brasil no dejaron indiferente a nadie. Los resultados para muchos (me incluyo) sorpresivo para las aspiraciones para el candidato de extrema derecha (y en extrema probablemente quede corto) Jair Bolsonaro con el 46% de los votos demostraron de una manera aplastante el descontento de la población brasilera con el partido de los trabajadores (lula) que con el candidato Fernando Haddad solo lograron obtener un 29% de las preferencias. 

Pero tamaña brecha y diferencia en el resultado tienen bastantes explicaciones:

El descontento y más bien odio hacia la preferencia del partido de los trabajadores, esto posterior al destape de los escándalos de corrupción, el impeachment a la presidenta Dilma sumado al encarcelamiento de lula da silva en Curitiba (no obstante haber sido el que contaba con mayores preferencias e intención de voto para la primera vuelta presidencial).

Pero cabe señalar de que independiente de las investigaciones y resultados de estas, acontecieron una serie de fenómenos comunicacionales que hicieron que este sentimiento de desprecio hacia la opción de Lula y Dilma y del Partido de Los Trabajadores personificada finalmente en Haddad no tuviera el resultado esperado.

Al igual que en nuestra elección presidencial, hubo una ofensiva comunicacional con cadenas de WhatsApp, Facebook y distintas redes sociales con rumores o afirmaciones en contra de la opción del PT (Y que obviamente) enaltecían la opción de Bolsonaro.

¿Acaso esta situación no se ha repetido en los distintos países de nuestro continente?

La respuesta es totalmente afirmativa, basta recordar la denominada ¨Trama Rusa¨ en la elección donde resultó ganador Donald Trump en EEUU. Y para ser más localistas, en la misma elección presidencial chilena corrían rumores (sobre todo en nuestro sector rural de la provincia) en donde se señalaba de que la opción de Guillier tenía ideas tales como las de prohibir el rodeo, entre otras, solo basta hacer un poco de memoria.

Es así como el manejo de los medios, sobretodo hoy en día con el acceso universal a los Smartphones, hace mucho más fácil el inducir ciertas ideas y o conceptos negativos o positivos sobre ciertos candidatos (series en Netflix incluidas), y que no han logrado nada más que enaltecer y darle visibilidad a grupos fascistas que con accionares violentos en los últimos días en contra de mujeres, homosexuales y cualquier persona que tenga como opción a Haddad han sembrado el terror en distintas ciudades de Brasil.

Adentrándonos más en la figura polémica de Jair Bolsonaro, quien derechamente es un candidato fascista abiertamente conocidas son sus declaraciones sobre las mujeres, la gente de raza negra, los derechos humanos, migrantes, etc. Pero por si esto ya fuese poco, Bolsonaro encarna principalmente al candidato del “Mercado”, de los poderes económicos, aquellos que se contraponen a los avances en derechos sociales obtenidos por el Partido de los Trabajadores en los últimos años, y en el fondo con “emparejar la cancha” para los brasileros.

Ese mismo “mercado” y economía de crecimiento que tienen al planeta con un plazo fatal para bajar las emisiones de dióxido de carbono para el año 2030 (3 mundiales más de futbol) y que tienen en la figura de Bolsonaro (al igual que Trump) en una línea bastante distinta en lo que a conservación del planeta se refiere, siguiendo sus mismos pasos en querer salirse del “Acuerdo de París” y no tener reparo en amenazar los bosques del Amazonas (el pulmón del mundo).

Podríamos seguir enumerando razones por las cuales Bolsonaro representa un serio retroceso para la democracia brasilera y sudamericana, pero finalmente es el pueblo de Brasil, quien en balotaje el 28 de este mes decidirá entre Jair Bolsonaro y Fernando Haddad a quien presidirá por los próximos años a la República Federal de Brasil, y a pesar de lo difícil que resulta para la opción de Fernando Haddad remontar tamaña diferencia y sumado a las circunstancias que rodean a quien lidera las preferencias claramente no da lo mismo elegir entre uno y el otro, va más allá de un sector político u otro, sino que se trata de elegir entre el resguardo de la  democracia y sus instituciones o la opción del autoritarismo, la xenofobia, intolerancia y el desprecio por las libertades y los derechos humanos de las personas.

FINALMENTE, no da lo mismo a quien se elige.

Por Matthias Eyzaguirre Méndez, Asesor Jurídico, Dirigente Rural, Emprendedor, ex candidato a Concejal por la comuna de Los Vilos y a Consejero Regional por la Provincia del Choapa (PS).