El estado de Alabama marca un hito sombrío al llevar a cabo la primera ejecución en Estados Unidos mediante el uso de gas nitrógeno, un método que ha suscitado críticas por parte de la comunidad internacional, incluida la ONU. Kenneth Eugene Smith, condenado por un asesinato encargado en 1988, fue asfixiado con este gas letal, declarándolo oficialmente muerto a las 20:25 hora local.
Durante sus últimas palabras, Smith, con la máscara de gas ya puesta, expresó su preocupación por el retroceso en la humanidad que, según él, representa la elección de Alabama. “Esta noche Alabama hace que la humanidad dé un paso atrás. Gracias por apoyarme. Los amo a todos”, fueron sus conmovedoras palabras antes de enfrentarse al inédito método de ejecución.
Testigos presenciales relataron que, tras la introducción del gas, Smith experimentó movimientos involuntarios y muestra de dificultad respiratoria durante varios minutos. El director del Departamento Correccional de Alabama, John Hamm, aseguró que estas reacciones eran “esperadas” y formaban parte del proceso. El gas nitrógeno, que fluyó durante aproximadamente 15 minutos, provoca la muerte por hipoxia, es decir, la falta de oxígeno.
Minutos antes de la ejecución, el Tribunal Supremo de Estados Unidos rechazó el último recurso presentado por la defensa de Smith, con una votación de 6 a 3, permitiendo así que el procedimiento continuara. La magistrada progresista Sonia Sotomayor, una de las tres que abogaron por detener la ejecución, argumentó que Alabama había elegido a Smith como su “conejillo de indias” para probar un método nunca antes utilizado.
La implementación del gas nitrógeno como forma de ejecución ha desencadenado un intenso debate sobre la ética y la humanidad del castigo capital en Estados Unidos. Desde la reintroducción de la pena de muerte en 1976, 1.583 presos han sido ejecutados en el país, 73 de ellos en el estado de Alabama.