Francia, mayo 2025.- Por la ruta invisible de los sueños, los versos volvieron a cruzar fronteras. Bajo el alero del movimiento internacional Poetas del Mundo, que lidera el chileno Luis Arias Manzo, la poesía alzó vuelo una vez más en tierras francesas, celebrando su tercer encuentro en un festival que fue más que palabras: fue latido y resonancia.
Con el nombre de “Festival de la Parole”, el verbo se hizo puente entre culturas, llevando en su equipaje a diez voces del alma venidas de Chile, Colombia, Costa Rica, México, España, Italia y Congo-Noruega. Voces diversas, unidas por un mismo pulso: el del lenguaje que canta, que resiste y que abraza.
Como una peregrinación poética, el festival recorrió el sur y el corazón de Francia —Montpellier, Saint-Étienne, Lyon, hasta llegar a la luminosa París— sembrando palabras en cada rincón, despertando memorias en cada piedra.
Uno de los momentos más entrañables fue la presentación en Pézenas, la ciudad de Molière, donde la asociación “La Voix du Poème” ofreció un cálido refugio a estos embajadores del verso. Allí, entre muros cargados de historia y ecos teatrales, la poesía encontró su hogar —vivo, palpitante, eterno—.
Este festival no fue solo un evento, sino un gesto de unión, una declaración poética de humanidad. Porque cuando el mundo se fragmenta, la palabra poética lo vuelve a juntar, sílaba a sílaba, alma a alma.
