Festival

Ya ad portas del término de las vacaciones de verano y la llegada del tan temido mes de marzo post estallido social, que ha presentado una aparente y engañosa pausa veraniega, ya que han seguido (en una menor medida) las manifestaciones y protestas a lo largo del país como así también el actuar represivo por parte de la policía. Nada que sorprenda ya a estas alturas en este octubre interminable en el cual aún estamos inmersos.

Es en esta fecha en particular que el broche del verano lo simboliza el Festival de Viña del Mar, el festival latino más grande de Iberoamérica, y como no, si hasta hace poco éramos los jaguares de Latinoamérica, los de la economía creciente y pujante, un ejemplo de prosperidad y transición político social post dictadura. Nada de eso, el estallido hizo caer todas las caretas y dejó en evidencia el descontento incubado por años en la sociedad chilena, donde nos acostumbramos a pagar por todo y a estar endeudados de sobremanera para poder “salir adelante”. Salud, educación, vivienda, agua e incluso hasta las residencias del Sename, todo privatizado, el cuento de siempre, los que tienen más siguen teniendo más y manejando los hilos a través del lobby en la política y los que tienen menos se empobrecen cada vez más.

Curiosamente nuestros medios de comunicación nacionales, se han abocado en masa a la cobertura del Festival de los festivales, la llegada de Ricky Martin, el traje o la rutina de tal humorista, y por ende cualquier cosa con tal de tener esta cortina permanente hacia la realidad y contingencia que nos atañe desde octubre a la fecha. Si nos remitimos al plano local, los festivales sirven como un hito turístico y veraniego, es indudable que la gente se divierte y se distrae un momento, pero este jolgorio no logra eclipsar un verano que ha sido de más bajos que de altos en materia turística ( y en donde una buena parte de la población de la comuna tiene como sustento, incluido en parte quien les escribe), es innegable el problema que existe de difusión turística de la propia comuna y peor aún, si el verano anterior fue el de los controles y cateos excesivos y reiterados por parte de la autoridad policial, este verano hemos tenido nuestro propio Festival de la basura en las calles, sumado a la triste realidad que viven los animales en el lado sur de la provincia del Choapa, en donde existe una inconsciencia generalizada por parte de los dueños de estos que los dejan a su merced deambulando por las calles y carreteras, famélicos, hambrientos y muriendo de sed, todo ante la desidia de la población que así como ha ido normalizando el estallido durante el verano, también ha normalizado que los animales tengan que alimentarse de plástico (así como los peces en el océano), y que ante un inminente cambio climático mucho más acelerado de lo que nos han hecho creer podríamos ser nosotros mismos como especie humana quienes en un plazo no tan lejano, sino más bien cercano quienes tengamos que andar así.

Ya con el festival a punto de comenzar, veremos si es que se lleva a cabo normalmente, en una especie de previa social ante marzo que ya se nos avecina. Veremos si tiene esas audiencias récord televisivas, que cualquiera en año electoral y ante la consulta constitucional de abril próximo desease tener en participación de votos, pero que el maléfico voto voluntario ha permitido que sean electos con una pequeña parte del padrón electoral aquellos que nos gobiernan hoy en día a punta de disparos en los ojos, represión y abuso desmedido de parte de las instituciones de orden.

Es de esperar que ante tanta atrocidad cometida y tanta manifestación normalizada ya a estas alturas no queden solo como un momento histórico o algo anecdótico de estos jaguares devenidos a gatitos en Latinoamérica y que en verdad ya pasado febrero y las vacaciones se tome conciencia real de la posibilidad que tiene el pueblo de Chile en aprobar una reforma constitucional a través del mecanismo más representativo que es el de la Convención Constitucional, aunque si lo miramos bien en frío el trabajo de la oposición deja bastante que desear, porque como siempre, cada cual tira para su lado con las mezquindades propias de la política antigua y desactualizada a los tiempos que corren, mientras que como siempre la derecha disciplinada, desinformando con la ley del terror y a la hora de votar todos disciplinados yendo a defender el modelo económico que tanto beneficio les ha dado.

Claramente queda mucho paño que cortar y octubre del 2019 aún no termina.

Por Matthias Eyzaguirre Méndez.
Asesor Jurídico, Dirigente Rural, Emprendedor, ex candidato a Concejal por la comuna de Los Vilos y a Consejero Regional por la Provincia del Choapa (Independiente PS).