China respondió hoy de forma desafiante a las últimas aranceles impuestas por EEUU y la última advertencia del presidente Donald Trump, que había dicho horas antes que Pekín sufriría “graves daños” si lo hacía, aumentando entre un 20 y un 25 por ciento las tasas de un amplio espectro de casi 2.500 productos de importación estadounidenses, en lo que ya semeja una espiral difícil de detener hacia una guerra comercial abierta entre las dos potencias económicas.
Trump había lanzado horas antes un tuit en el que aducía que no encontraba “ninguna razón para que el consumidor estadounidense pague por los aranceles a China que entran hoy en vigor. China no debería tomar represalias. ¡Sólo lo empeorará!”.
Dirigiéndose directamente al presidente chino, Xi Jinping, Trump amenazó al país asiático con forzar a muchas empresas extranjeras a abandonar su territorio ante el encarecimiento de la producción. “China sufrirá enormemente. Será demasiado caro comprar en China. Tenías un gran acuerdo, casi cerrado, y te retiraste!”, añadió el mandatario en una arremetida contra su homólogo totalmente inusual y que resquebraja el idilio político que mantuvieron los dos dirigentes al inicio del mandato de Trump.
Tanto Washington como Pekín han establecido un retrasohasta aproximadamente principios de junio en la implementación de los nuevos aranceles, que otorga todavía un margen de maniobra para los dos equipos negociadores pero el tono de los intercambios verbales hace prever a los especialistas que un pacto resultad cada vez más improbable.
La Oficina del Representante de Comercio de EEUU aseguró este lunes que prepara un nuevo incremento de los aranceles para el resto de las importaciones chinas, mientras que en Pekín los medios de propaganda oficiales y los expertos afines al Partido Comunista Chino (PCC) recurrían a una dialéctica propia de cualquier confrontación bélica.
Así, el antiguo viceministro de Comercio Wei Jianguo, aseguró que China se prepara para responder como un “boxeador experimentado” capaz de asestar un “puñetazo mortal” a su rival, en declaraciones al diario South China Morning Post.
Aunque las autoridades chinas no se pronunciaron hasta la noche, un portavoz del ministerio de Exteriores chino,Geng Shuang, ya había explicado que Pekín preparaba su respuesta. “Por favor, sigan atentos. Copiando una expresión estadounidense: esperen y verán”, afirmó con cierta ironía.
“China nunca sucumbirá a la presión extranjera. Estamos decididos y somos capaces de salvaguardar nuestros derechos e intereses legítimos”, añadió Geng.
Son ya muchos los expertos que advierten de los efectos negativos que tendrá este choque para ambas economías y en general para todo el sistema financiero mundial.
La firma Goldman Sachs recordó en una nota a los inversores que el coste de los aranceles está golpeando directamente a “las empresas (importadoras) y hogares estadounidenses”ya que las firmas chinas los han añadido al precio de sus productos.
Los aranceles harán subir el precio de los productos chinos y mientras que las firmas norteamericanas no encuentran un sustituto serán ellas las que tengan que afrontar ese alza.
El conflicto comercial amenaza además con desembocar en un grave choque geoestratégico por la primacía mundial, algo que reconoció este sábado el director del diario Global Times, Hu Xijin, muy cercano a los sectores más conservadores del PCC.
“La guerra comercial ha reforzado como nunca la hostilidad entre la sociedad china y la estadounidense. Podría convertirse en algo incontrolable”, escribió el periodista en otro tuit.