Una antena de internet satelital ha sido el impulso para que la comunidad de Cariquima pueda mostrar su oferta de artesanía, gastronomía y turismo altiplánico.
Para quien no lo sabe, hablar de Cariquima es referir pueblos ancestrales, el altiplano, o el sonido del pinkillo a través del viento y los intervalos de nubarrones que se aprecian sobre las mesetas que se ocultan en el norte de Chile, en medio de cadenas montañosas que esconden secretos milenarios, como el propio topónimo de este pueblo habitado por no más de 400 personas. Casi todas de origen aymara.
Ubicado en las faldas del nevado del mismo nombre, y 30 kilómetros al sur de Colchane, en la Región de Tarapacá, Cariquima es un lugar de encuentro de aquella etnia propia del norte de Chile. Al recorrerlo, se advierte la presencia de las piedras tanto en las casas como en las calles adoquinadas, con una iglesia patrimonial que domina la plaza del poblado, en donde converge el comercio, la gastronomía, la artesanía y el turismo con identidad aymara.Turismo rural, digamos.
Pero, así como otros poblados ubicados en zonas extremas, Cariquima no cuenta con una buena conectividad a internet, por lo que hoy, en pleno apogeo de las comunicaciones virtuales, se hace más difícil dar a conocer su oferta cultural.
Por este motivo, la secretaria de la Cooperativa de Turismo Aymara Marcasaru, Roxana Ticona, decidió indagar en cómo poder revertir esta desventaja. Y fue así como, asesorada por ACHITUR, conoció el programa Conectando Sueños, que precisamente apunta a otorgar conexión a internet a comunidades y poblados rurales o aislados, situación que afecta a muchos lugares del altiplano.
“Antes de tener la antena de Hughesnet®, nosotros sí o sí teníamos que ir a la plaza principal, donde hay Wi-Fi gratuito, el único lugar de acá de todo el pueblo. Entonces, era muy limitado para mostrarnos”, cuenta Roxana. Recuerda que aquello significaba una desventaja “para abrirnos al mundo”.
Dice que hallaron el programa Conectando Sueños a través de la plataforma de ACHITUR, y fueron ellos quienes les informaron que tenían el perfil para postular.
A partir de la donación de una antena de internet instalada en la parte céntrica del pueblo, Roxana Ticona afirma que hay un impacto positivo, pues facilita la comunicación con las personas de la ciudad que quieran hacer alguna reserva o que quieran conocer más sobre esta cooperativa de turismo rural.
De todos modos, dice que el objetivo no sólo apunta a mejorar su propia oferta, a mostrarse al mundo, como ha dicho, sino que a ayudar también a que la gente del pueblo pueda ocupar este servicio. “Ahora es más factible vender, poder aumentar el tema del comercio”, sostiene.
A modo de ejemplo, refiere el caso de la señora Teófila, quien elabora artesanía y que, a través de internet, puede subir fotos para hacer más conocido, tanto su trabajo, como el de todos los emprendedores de turismo de la zona.
A 3700 metros sobre el nivel del mar, la antena proporcionada por Hughes para esta comunidad altiplánica, ha resuelto, en algún sentido, la situación de aislamiento y desconocimiento en que se encontraba este lugar que alberga los secretos y las bondades de la cultura aymara.
Desde Hughes, Ana Duque, gerente de marketing, comenta que son este tipo de historias las que motivan a la empresa a seguir aportando a la reducción de la brecha digital, de manera de impulsar la conectividad y, sobre todo, los emprendimientos rurales, que pocas veces cuentan con las herramientas de quienes habitan en las ciudades.