Las jornadas laborales no serían lo mismo sin los pequeños descansos que introducimos a lo largo de ellas. Ya trabajemos en jornadas continuas o con un descanso algo más largo a mitad del día, no podemos engañarnos, hay horas en las que solo pensamos cuándo llegará el momento de interrumpir lo que estamos haciendo para hacer una pausa.
Durante las pausas, aunque no lo parezca, las opciones son bastante variadas: podemos ir al baño, salir a tomar el aire, charlar con los compañeros, hacer llamadas personales… y sin embargo, lo que más solemos hacer es tomar un snack.
¿A qué se debe esta preferencia por los snacks en el trabajo?
1. Trabajar da hambre.
Es muy sencillo, todos sabemos que incluso un trabajo que consista en estar sentado durante horas nos hace sentir cansados y nos da ganas de comer. La hora del desayuno, la hora del almuerzo, la hora de la merienda… ¡cualquier excusa es buena! Habrá algunos que incluso decidan cenar en el trabajo para reponerse del cansancio y continuar trabajando con algo más de energía o salir directamente ¡sin pasar por casa!
Hoy en día, además, comer en horario laboral se ha convertido en todo un hábito, ya que contamos con la ventaja de poder recibir la comida en nuestro lugar de trabajo. Por suerte, ahora disponemos de esta solución a nuestro alcance, que antes no nos podía evitar el tener que comer rápido o cada día lo mismo si el tiempo del que disponíamos para la pausa de la comida era escaso.
Si estás leyendo esto y estás en el trabajo, se acabó ir siempre al mismo restaurante que se encuentra cerca de tu trabajo y que no te gusta, ¡pide tu snack para llevar!
2. Tomar snacks en el trabajo puede ser una excusa para socializar con los compañeros.
Incluso con aquellos con los que nunca has hablado. Compartir la hora de la comida es un modo de romper el hielo y de acercarte a compañeros de trabajo con los que aún no tienes relación. Invitar a un snack o hablar sobre la propia comida que se está tomando pueden ser buenas excusas para comenzar una conversación con alguien.
Por otro lado, si tus compañeros de trabajo ya son tus amigos, los snacks te sabrán mil veces mejor.
3. Hacer pausas para comer aumenta la productividad
Puede parecer algo contradictorio, ya que normalmente solemos tener una sensación de somnolencia automáticamente después de comer. Sin embargo, con los snacks ocurre algo distinto: al ser –generalmente- pequeñas porciones de comida que le estamos dando a nuestro cuerpo en un momento en el que nos lo está pidiendo, la digestión no será pesada y pronto nos repondremos de ese pequeño cansancio que viene asociado a la digestión y recuperamos nuestro rendimiento, que será incluso mayor que el de antes de hacer la pausa para el snack.
4. Los snacks rompen la monotonía.
Tenemos que reconocer que muchas veces, comemos por aburrimiento, y esto, aunque amemos nuestro trabajo es algo que acabará pasando tarde o temprano. Si llegamos al trabajo pensando que dulce o nueva receta probaremos ese día en el momento del descanso, puede que nuestra motivación aumente y veamos el trabajo con otros ojos.
Asimismo, si no tenemos muchas ideas y no sabemos cómo innovar culinariamente, el trabajo es un lugar excelente para echarle un ojo a los snacks de los compañeros e incrementar nuestro imaginario gastronómico.
Como vemos, los snacks son una forma de comer que debería tener un espacio sí o sí en nuestro lugar de trabajo, sabiendo todo esto ¡quién no se apunta!