Ya en 1908 Simmel transparentaba que “toda acción recíproca entre hombres (Y mujeres) es una socialización, la lucha, que constituye una de las más vivas acciones recíprocas y que es lógicamente imposible de limitar a un individuo, ha de constituir necesariamente una socialización” y agregaba “es un remedio contra el dualismo disociador, una vía para llegar de un modo a la unidad, aunque sea por el aniquilamiento de uno de los partidos”. La lucha genera un efecto unificador que puede trascender la idea de origen. Con respecto a las protestas sociales, para la liberación de regímenes dictatoriales, se puede rastrear, en el corto periodo histórico, esta ‘unidad en las diferencias’ el: 2011 revolución social (Egipto), 2012 elecciones (Senegal), 2013 rebelión ucraniana, 2017 Venezuela y 2019 Hong Kong.
En Chile, de forma semejante, esta socialización ha delimitado dos formas de lucha, con adhesión juvenil y legitimidad social. La ‘primera línea’, caracterizada por ex y actual SENAME, estudiantes, barras de fútbol y algunos líderes políticos no partidistas. Al estilo de las brigadas rojas italianas, se constituyen emergentemente, como fuerza de choque contra el brazo armado del Estado. Carabineros de Chile. Su principal rol es abrir el camino para que la masa pueda protestar por sus derechos, al combatir de forma directa contra las fuerzas de represión Estatal. Es una forma espontánea de servir a la lucha de reivindicación social mediante la desobediencia social de acción. Se combate poder físico con poder físico (Violencia, forma semiótica del Poder).
Por otro lado, las reivindicaciones feministas, con la performance “un violador en tu camino”, creada por -Las Tesis-. Canción coreografiada, de denuncia sobre la sociedad patriarcal y las instituciones de Poder que someten sistemáticamente a las mujeres, solo por nacer mujeres, buscan impactar en los sentidos de la sociedad, para que en la discusión sobre los derechos garantizados sean incluidas vinculantemente las mujeres. A tenido tal repercusión, que inmediatamente está siendo replicada mundialmente (Seducción, forma estilizada del Poder).
Ambas formas están creando entre los grupos que luchan, nuevas formas de socialización que construyen estructuras de: decisión, coordinación, reglas e identidad, las cuales les permiten orientar las prácticas de quienes se socializan en ellas. Es decir, ‘institucionalidad’. En la otra vereda, cada vez más alejados de todos estos procesos de socialización, tenemos un gobierno, que como los de las otras protestas mencionadas, reacciona con medidas cada vez más represivas, en forma de agenda política, potenciando el rol castigador de Carabineros. A su vez, por parte de la élite política el “acuerdo por la paz social y la nueva constitución”, carente de legitimidad, pues no fue convocada la ciudadanía, en un intento por hacer prevalecer el régimen democrático representativo, agotado a nivel mundial.
Lo que nos ha mostrado la experiencia internacional, es que, una vez iniciado el proceso reivindicatorio el pueblo no volverá a la normalidad, pues entre más dure la lucha, mas densidad tendrá el proceso socializador, por muy dura que sea la represión: mutilaciones, violaciones, torturas, encarcelamiento y muerte. Parafraseando a Castells, en su visita a Chile, si no hay solución legitima, las protestas recrudecerán, por lo tanto, o nos actualizamos culturalmente en nuevos valores o desaparecemos.
El único otro espacio legítimo de socialización podría ser la Asamblea Constituyente, sólo si en él, buscamos ser una conciencia autodeterminada.
Por Rafael Catalán, Sociólogo y académico U.Central