La conclusión es parte del proyecto “Evaluación y monitoreo de los pastizales en el sector central y costero del secano en la Región de Coquimbo”, financiado por el Gobierno Regional de Coquimbo, a través del Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC).
Por medio de la iniciativa, investigadores del Centro Científico CEAZA y de la Universidad de La Serena, determinaron la existencia de alrededor de 12 especies de arbustos forrajeros de “aceptabilidad buena o regular” entre el ganado caprino.
También se estableció que 14 especies de las estudiadas tienen una calidad nutricional de “preferencial a deficiente”. Entre las plantas se destacan el rumpiato (Bridgesia incisifolia) y el sereno (Atriplex repanda) de cualidades superiores y con menor presencia natural en la zona.
El proyecto determinó que la vegetación disponible, por especie, alcanza cerca de los 3.500 millones de kilos de materia seca por año, para las superficies evaluadas en el sector del secano central y costero de la Región de Coquimbo.
El rumpiato (en la imagen) es una de las plantas con cualidades nutricionales superiores para los caprinos y con menor presencia en la zona, según las conclusiones del estudio FIC.
Para esto los investigadores evaluaron la productividad del forraje al interior de seis exclusiones, dos en cada una de las tres provincias de la Región. Los resultados señalan que la zona podría sostener el pastoreo caprino de 300 mil animales. Hoy existen cerca de 500 mil cabezas de este tipo de ganado en toda la Región, equivalente a cerca del 55% del país.
“Estas plantas tienen la capacidad de recuperarse, porque están adaptadas naturalmente a ser consumidas, a perder parte de las ramas aéreas. Sí, se debe impedir que las cabras las consuman hasta muy cerca del suelo. Lo ideal es mantener una altura de corte que no comprometa la base de la planta”, explica el Dr. Rodomiro Osorio, investigador de la Universidad de La Serena e integrante de la iniciativa.
Información científica
David López, director del proyecto y profesional del CEAZA, establece que por medio del trabajo se logró actualizar información clave para los tomadores de decisión del Gobierno Regional.
“Hoy tener una certeza de la capacidad de carga animal, en el secano de la zona, es vital. Lo otro que se destaca es el análisis de la calidad forrajera en la Región. Pese a que algunas de las plantas han sido poco valoradas como alimento caprino, en algunos casos nos sorprendió que todas tienen un valor nutricional, inclusive más de lo esperado y que otorgan beneficios al animal”.
Mirtha Gallardo, Presidenta de la Asociación Gremial de Comunidades Agrícolas de la Provincia del Limarí, coincide con López. La dirigenta considera la información útil para el trabajo y decisiones de los crianceros y su continuidad a largo plazo plazo.
“Esta información nos permitirá acercarnos a las autoridades y a los integrantes de nuestra asociación, para tomar medidas en relación al forraje, como poder cultivar estas especies, a fin de seguir alimentando a nuestro ganado”.
La representante también plantea que buscarán la posibilidad de salvaguardar esta flora. Para ello propondrán a las autoridades competentes un nivel de protección, como patrimonio nacional.
En la misma línea, Juan Carlos Codoceo, Consejero Regional de la Provincia del Limarí y Presidente de la Comunidad Agrícola de Alcones, establece que el estudio es relevante, porque aporta a la toma de decisión público-privada.
“Los resultados del estudio son muy interesantes, porque nos permitirá aplicar políticas públicas de apoyo para que la comunidad criancera pueda enfrentar la desertificación, proteger la flora nativa que se está perdiendo y controlar la cantidad de ganado que hoy en algunos lugares se ha expandido demasiado”.
El Dr. Carlos Olavarría, Director Ejecutivo del Centro Científico CEAZA, plantea que este estudio aporta información base sobre la temática del forraje para caprinos, pero es necesario buscar maneras de promover el crecimiento de estas plantas.
“Ahora el proyecto que continúe este esfuerzo debiese relacionarse con viveros para repoblar áreas, por ejemplo. Acá es donde el CEAZA, junto al INIA y la Universidad de La Serena, más abocados al sector agronómico, pudiesen colaborar en esta labor. Esta iniciativa también tiene un componente de vinculación con el territorio. Esto no es un ejercicio académico solamente. Acá ha habido trabajo estrecho con la comunidad. Esta interacción nos permite conectar aún más nuestra investigación con las necesidades de los habitantes de la Región de Coquimbo”.
Por su parte, López también considera importante buscar formas de mantener la presencia del forraje a través de programas de protección y/o fomento.
“Del 100% de la zona estudiada en el sector de valles y en la costa de la Región, las plantas más nutritivas son las menos y están principalmente en el Limarí y en el Choapa. Además, sus poblaciones están disminuidas”, añade.
Junto a López y el Dr. Osorio trabajó en el proyecto el agrónomo Leonardo Cifuentes. La iniciativa terminó con una actividad de presentación de resultados, efectuada en la Casa del Comunero de Ovalle, en la que participó una treinta de personas, entre crianceros y autoridades.