No a pocos les debe haber resultado indiferente (o a lo menos inquietar) la situación que se está viviendo con la caravana de migrantes que van desde Honduras en Centroamérica con destino final a los Estados Unidos de Norteamérica. Aproximadamente cerca de 7000 personas según reportes de policía como de organizaciones humanitarias conformarían esta caravana, en la cual irían adultos mayores e incluso niños viajando sin compañía de adultos con el objetivo de poder buscar una nueva vida y oportunidades, y que en la frontera entre Guatemala y México, específicamente en la ciudad fronteriza de Tecún Uman, Guatemala es donde ha tenido su punto más crítico (por ahora) en el puente del río Suchiate que divide a los 2 países, y quien ante la oposición inicial de la policía y autoridades no han tenido más remedio que dejar ingresar (muchos de manera ilegal y nadando a través de este río) y custodiar esta tremenda cantidad de gente quien procura mantenerse lo más junta posible como un gran músculo avanzando ya por territorio mexicano.
Generalmente la razón que esgriman quienes se atreven a emprender estas travesías, son la falta de oportunidades, esto debido a la inseguridad que viven en esta zona del mundo (narcotráfico a gran escala, guerras entre pandillas, también apodados ¨Maras¨,) como también a factores climáticos (acceso al agua), entre otras. Esta caravana que ha concitado la atención del mundo entero no nos debe dejar ajenos a la reflexión.
Si bien nuestro país el último tiempo ha tenido una ola migratoria (así otros países vecinos de nuestro subcontinente) y en números considerables además de sostenida, no ha ocurrido algún evento de esta naturaleza en el que una caravana completa y unida de personas se dirija hacia nuestras fronteras.
Pero. ¿Acaso esto no podría pasar en nuestras latitudes?
Claramente que se podría presentar, es de conocimiento generalizado que a medida que la sequía ha ido avanzando en nuestros valles transversales, así como en otros lugares del norte de nuestro país, nuestra propia población ha ido migrando hacia los centros urbanos. Pero, ¿qué pasaría si en unos años más como está vaticinado que de no reducir los niveles de contaminantes al 2030 y la temperatura de la tierra aumentase, siendo América del Sur el subcontinente que presenta las más grandes reservas de aguas y bosques de todos los continentes? Ahí claramente se podría presentar un fenómeno de esta naturaleza y quizás a escalas mayores (por más apocalíptico que suene).
Es ahí en donde están los desafíos de esta generación y es en donde la conciencia debe despertar en todos los niveles y estamentos posibles de nuestra sociedad, porque no faltarán quienes con estos aires de fascismo y autoritarismo de hoy en día quieran salir a predicar sobre muros y más divisiones ante semejantes escenarios. Más allá de apropiar estos discursos para un sector u otro, nos debe llamar a tener conciencia, a despertar y entender que el cambio climático ya está presente y así como vemos que miles de personas como en una película de ciencia ficción avanzan hacia EEUU en busca de oportunidades, no porque lo veamos por televisión o nuestros celulares no signifique que no nos pueda ocurrir, menos considerando que en la medida de que tengamos mayor cantidad de desastres naturales, más gente se desplazará por el planeta.
El final de esta caravana que a todos nos mantiene atentos, aún está por escribirse.
Por Matthias Eyzaguirre Méndez. Asesor Jurídico, Dirigente Rural, Emprendedor, ex candidato a Concejal por la comuna de Los Vilos y a Consejero Regional por la Provincia del Choapa (PS).