PEDRO PABLO MUÑOZ GODOY Historia del serenense que inventó el Norte Infinito

Que su magnífico retrato realizado en 1883, por José María Bravo regrese restaurado desde el Centro Nacional de Conservación y Restauración es magia. Habíamos realizado todas las gestiones, para salvar el óleo que estaba muy deteriorado. Muchos no, terminaron en un sí milagroso. Se agradece profundamente las gestiones de la directora del Centro Nacional de Restauración y Conservación, Roxana Seguel Quintana y a María Carolina Ossa Izquierdo, Conservadora Jefa del Laboratorio de Pintura y su magnífico equipo interdisciplinario. He asistido a algunos milagros. Gracias a la vida, éste es uno.

Nacido en La Serena (1828); sus raíces se enlazan con el Conquistador, Francisco de Aguirre y Lucila Godoy. Se casó con Doña Rosaura Cortés Monroy; tuvo descendencia. Hoy, es una frondosa familia que se ocupa en el arte, la empresa y la educación.

Manuel Antonio Matta, dice, en sus honras fúnebres: “…fue la vida, desde casi su comienzo hasta su fin, una prolongada y variada lucha, un combate sin cesar concluido y que renacía sin cesar y que no agotó las fuerzas ni extinguió las esperanzas con las cuales trabara el combate y sostuviera la lucha, sin acobardarse ni exasperarse, fiando el éxito al tesón, al brío, al cálculo y al acierto de sus actos”.

Desde temprana edad fue asociativo, preocupado del prójimo; condujo la “Sociedad de la Igualdad” (1851) en la región siguiendo el espíritu de Bilbao, y, luego, reunió a los trabajadores en la Sociedad de los Artesanos de La Serena (1864), a pesar de encontrarse exiliado. Fue uno de los fundadores del Partido Radical; elegido Concejal de La Serena y, más adelante, reiterado Diputado de la República en representación de Coquimbo.

Fue empresario denodado y creativo: fundó un puerto de embarque en Totoralillo Norte; se arriesgó con la extracción mineral en La Higuera e incorporó métodos de vanguardia en la fundición del cobre, y contrató a cientos de trabajadores en sus faenas. Creó riqueza; abrió caminos y conectó a pueblos; fundó la comuna de La Higuera.

Repartió su riqueza. Creó escuelas, hospitales, casas de acogida y ayudó a viudas y huérfanos de las contiendas militares. Fue mecenas: financió a pintores, escritores y diarios de la Región. 

Se destacó como un amigo fiel hasta la muerte. Arrastró, por ejemplo, el cuerpo del Comandante de Carabineros, José Silvestre Galleguillos, desde el interior de la Región y le dio santa sepultura en el cementerio de La Serena, y cuyos hijos después morirían en los campos de batalla de Guerra del Pacífico. No le importa que el General, Pedro León Gallo haya estado en el 1851 en otro bando, y lo apoyó hasta marchar juntos al exilio.

Érase un soldado valiente. Encabezó junto a Carrera Fontecilla y Vicuña Mackenna, el “Sitio de La Serena (1851)”, la mayor gloria militar de la Región de Coquimbo, y, luego, como coronel, encabezó las tropas de los Igualitarios de Coquimbo en el ejército Constituyente (1859). Financió el glorioso Batallón Coquimbo en la Guerra del ‘79, y creó su Hospital de Sangre.

Hablaba desde el corazón; fue seguido por el pueblo. Amó a Chile, pero su devoción era Coquimbo. Hizo la revolución varias veces para descentralizar al país. Creía firmemente en la educación pública y en el voto universal. Estuvo varias veces al borde de la muerte por sus ideales de autonomía y justicia social; sin embargo, falleció en su casa en 1882. Como su pariente, Gabriela Mistral, fue “criatura regional”, y ha sido el hijo más notable de La Serena.

Si somos semilla del universo y hemos venido a cumplir un propósito, la vida y obra de Pedro Pablo Muñoz Godoy, fue árbol autóctono que dio infinitos y maravillosos frutos.

 

Por Arturo Volantines Reinoso