La falta de regulación de los operadores de juego en línea tiene una serie de inconvenientes a tener en cuenta por parte, especialmente, de todos los usuarios. La mayoría de ellas están relacionadas con la falta de seguridad jurídica a la hora de usar los servicios que ofrecen. Por ello, no es de extrañar que cada vez más países se estén lanzando a crear sus propios marcos regulatorios al respecto.
La regulación define las reglas
Conviene decir, antes de adentrarnos en la materia, que la actividad de los casinos online que operan en la esfera internacional no es ilegal. De hecho, la mayoría de ellos cuentan con licencias oficiales proporcionadas por diferentes países sin que, en muchos casos, les resulte obligatorio para ofrecer sus servicios en aquellos países que carecen de regulación.
Sin embargo, hay otros que no. La función de este tipo de licencias es la de garantizar al usuario que la actividad del casino en cuestión está supervisada por un organismo independiente, el cual vela por el cumplimiento de unas prácticas éticas y justas. Esto hace referencia, por ejemplo, al RTP o ‘return to player’ (‘retorno al jugador’), al mecanismo por el cual se gestionan los depósitos de saldo y los retiros de efectivo, la protección de datos de carácter personal, etc.
Esto último es muy importante. Hay que tener en cuenta que, al realizar el registro en una de estas plataformas con el propósito de disfrutar de su catálogo de juegos de tragamonedas o de cualquier otro tipo, se aportan datos personales. No solo el nombre y los apellidos, sino también documentos de identidad, tarjetas de crédito y cuentas bancarias. La regulación garantiza que estas plataformas harán un uso adecuado de esa información con base en los preceptos dictados por la ley.
Por su parte, la regulación también afecta a las promociones ofrecidas por los casinos, las cuales han de ser detalladas de forma clara y ofrecer unas condiciones adecuadas y realistas. Además, parte del dinero apostado llega a las arcas del estado a través de los impuestos, por lo que luego puede utilizarse con finalidades sociales.
La regulación funciona
Lo hemos visto en muchos países. Por ejemplo, en España, que aprobó su regulación del juego en el año 2012, vio cómo la industria formada por los casinos en línea pasó de facturar 7 millones de euros a más de 230 millones de euros de manera casi inmediata. Estos buenos resultados están animando a muchas otras naciones latinoamericanas a emprender el mismo camino, es decir, a aprobar leyes que determinen el modo de operar de los casinos online.
En definitiva, aunque la práctica totalidad de los casinos online que operan a nivel internacional ofrecen excelentes cotas de seguridad y protección al usuario, las regulaciones a nivel nacional son necesarias. En primer lugar, porque se centran en el usuario y, además, ayudan a prevenir posibles fraudes. Hoy en día, este aspecto es clave para el devenir de la industria, la cual cada vez tiene un peso mayor a nivel mundial.