Révolution Jaune – Revolución Amarilla

Durante las últimas cinco semanas Francia han acontecido diversas protestas de los denominados “chalecos amarillos” en alusión a la vestimenta típica de protesta con chalecos reflectantes, las cuales han contado con una gran adhesión no solo en su capital Paris, sino que en todo el territorio galo, quienes se han manifestado en toda su extensión así como en sus carreteras y que han contado con una gran cantidad de detenidos con operativos policiales de envergadura, pero que aun así no han logrado minar el ánimo de la población, a pesar de una cobertura mediática centrada en la violencia y no en las demandas principales de la gente.

Este movimiento detona después de que el presidente Macron subiera el impuesto a los combustibles, en especial el diésel que puede llegar a costar los 1,5 euros el litro (unos 1200 pesos chilenos) que tiene mayor demanda en la población debido al menor costo que representa para el traslado en vehículos logrando el rechazo de la mayoría de los franceses, esto debido a los altos costos de vida que tiene este país , una alta tasa impositiva, además de no estar ajeno a la contingencia económica mundial en donde el poder adquisitivo y la calidad de vida de la clase media y sin duda de sectores más vulnerables se ha visto claramente disminuida, sencillamente no alcanza para llegar a fin de mes.

El principal argumento del ejecutivo francés es la equiparación de impuestos de los combustibles, en donde se trata de igualar el del diésel a la gasolina para así incentivar el desuso del petróleo debido al impacto negativo que tiene sobre el medio ambiente (que sin duda es un tema en donde a nivel planetario tenemos una cuenta regresiva para bajar las emisiones de carbono para así no aumentar más la temperatura del planeta de aquí al 2030). Pero lo que sin duda no tuvo en cuenta ejecutivo francés, fue de que a pesar de las buenas intenciones a nivel ambiental, el costo de vida de una persona en la capital, donde cuenta con un sinfín de opciones de transporte, no es el mismo al de alguien que vive fuera de la capital y que debe invertir altas sumas de su presupuesto en el combustible para poder trasladarse por el país, lo que demuestra una desconexión y un centralismo en torno a las decisiones en el país galo (parece una historia conocida por estos lugares).

El movimiento de protesta de los chalecos amarillos surge de manera espontánea, sin líderes o caudillos designados, en especial toma fuerza a través de los reclamos y la organización a través de las redes sociales y en especial de Facebook y sin duda ha logrado un apoyo considerable a nivel ciudadano ya que las demandas son concretas y de impacto directo en la vida de sus ciudadanos.

Francia es un país que nos ha demostrado a través de la historia que el empoderamiento de su población ante las injusticias para con ellos ha dado resultados, basta recordar el fenómeno histórico de la Revolución Francesa y el impacto a nivel global de sus reformas. Es por esto que no es de extrañar que el pueblo francés espontáneamente se organice y visibilice a través de la protesta ciudadana sus demandas. Esto nos debe llamar a la reflexión, sobretodo en un país como el nuestro en donde a través del paso de los años de nuestra democracia post dictadura hemos logrado visibilizar y avanzar en algunas problemáticas (educación u hoy en día con el perverso sistema de AFP) pero no llega al nivel de empoderamiento ni organizativo que logran los franceses con sus chalecos amarillos.

Macron tomó cartas en el asunto y subió el salario mínimo en 100 euros (aproximadamente unos $75.000 pesos chilenos), además de eliminar definitivamente el alza del impuesto a los combustibles, ayer en su quinto sábado de protestas ha logrado apaciguar en algo a la población. Si estas medidas son suficientes o no se verá con el paso de los días, pero lo que debemos tomar en cuenta es que el empoderamiento de la gente es vital para poder lograr unidad y resultados concretos para el beneficio social y en vista de que en nuestra sociedad chilena de hoy es más lo que se reclama y opina en redes sociales en vez de hacerlo en donde de verdad importa que es al momento de sufragar y participar cívicamente.

Finalmente, tanto en Francia como en Chile está “mal pelado el chancho” y las clases medias y emergentes se ven afectadas consecutivamente con el alza del costo de la vida y el poco aumento de los ingresos de los trabajadores y es nuestro deber involucrarnos y no quedarnos callados ante las injusticias de los modelos económicos de hoy en día que a gran parte de nuestra población afectan. Sin duda que nos queda mucho por lo cual luchar y avanzar.

Por Matthias  Eyzaguirre Méndez, Asesor jurídico, dirigente rural, emprendedor, ex candidato a concejal por la comuna de Los Vilos y a Consejereo Regional por la provincia del Choapa (PS)