Sistemas de salud post Covid-19: cambiando paradigmas

Imagina un mundo en el que al levantarte un dispositivo inteligente puede decir exactamente qué suplementos debes tomar en función de tu alimentación, el medio ambiente, la actividad y los niveles de estrés de la última semana. Gracias a la inteligencia artificial (IA), este dispositivo incluso puede advertir la llegada de una gripe, la falta de sueño u otros trastornos de salud a partir de cómo hablas o te comportas.

En tiempos de Covid, los ojos del mundo están puestos en la salud y sus avances. Qué duda cabe que la pandemia no sólo ha generado nuevos desafíos para el sector, también ha acelerado enormemente el cambio en algunas áreas. La atención de salud está evolucionando hacia una nueva era, en la que casi todo está conectado a través de sistemas inteligentes para cumplir el objetivo común de mejorar la forma en que se cuida la salud de los pacientes.

Los especialistas del sector coinciden en que el futuro de la salud pasará por una interoperabilidad radical de los datos. De hecho, en 2023, el 20% del total de las interacciones con los pacientes incluirá de alguna forma el uso de Inteligencia Artificial en los procesos clínicos y no clínicos, técnicas cuya implementación hoy no superan un 4%.

Los sistemas de salud de los próximos años requerirán estar altamente conectados para promover una visión continua y transversal del paciente, y así aprovechar de manera eficiente todas las capacidades del sistema, teniendo siempre la información clínica disponible para un mejor diagnóstico y tratamiento. Esto se traduciría en menos atenciones parceladas operadas bajo una lógica de “silos de información clínica” por prestador, una disminución en la toma de exámenes previamente hechos e incluso reducir los diagnósticos incompletos. ¿A quién no le ha pasado?

En el futuro ecosistema de la salud, el paciente podrá interactuar entregando información en línea, a través de Apps y wearables que permitirán monitorear y anticipar condiciones de riesgo. Las plataformas en la nube serán articuladoras para permitir el intercambio de información entre los diferentes actores.

En simple, la esencia de la salud del futuro estará en la atención personalizada y predictiva, capaz de adaptarse a las necesidades del usuario, cambiando radicalmente el paradigma reactivo del actual sistema. Además de una evidente inversión en infraestructura tecnológica, este escenario supone un reenfoque en el quehacer de la salud, poniendo al paciente al centro del sistema.

Impulsar estos cambios con eficiencia requerirá integrar la ciberseguridad y la privacidad de datos en el pilotaje y despliegue de nuevos servicios y soluciones de atención de salud. Ad portas de cambios radicales, los representantes del sector están obligados a asumir responsablemente su rol de motor de cambio, no sólo para enfrentar los desafíos que vienen, sino también para cumplir la promesa del futuro de la salud como un mañana seguro para todos.

En el futuro de la salud, los datos se compartirán, recopilarán y analizarán más ampliamente. A medida que avanza esta transformación, las organizaciones tendrán que prestar más atención a la privacidad de los datos y tomar medidas para modernizar las normas sobre su protección, estableciendo mejores capacidades de sensibilización, detección y respuesta a las ciberamenazas. ¿Qué tan preparado está nuestro sistema?

 

Por Antonio Martínez, Senior Manager de Deloitte