Tal como dijo ayer nuestro Nicanor Parra, “La izquierda y la derecha unidas/ jamás serán vencidas”, hoy, el ciudadano del siglo XXI podría decir con toda propiedad, “USA y Rusia unidas, jamás serán vencidas”, y esto, refiriéndose a la interminable lista de intervenciones de ambas potencias en los asuntos internos de numerosos países, a las que ya debiéramos estar acostumbrados, como por ejemplo Siria y ahora…. Venezuela.
Para graficar tal intervencionismo y para que entiendan mejor su problemática, voy a presentar a ustedes su panorama actual y los primeros estira y aflojas de las aves de rapiña, tras bambalinas, en este maquiavélico juego de la moderna Guerra Fría.
Los expertos no creen que USA y Rusia se enfrenten militarmente, pero, si están seguros de que serán protagonistas de presión en la crisis venezolana y con la misma finalidad que acostumbran, meter las garras en sus riquezas petrolíferas y sin ir más lejos, ya tenemos la primera noticia al respecto sobre sancionar fondos derivados del petróleo de Venezuela en USA:
“EEUU bloquea 7.000 M de dólares en activos de la petrolera estatal de Venezuela, PDVSA.”
…y como si fuera poco, la información no desconoce las intenciones intervencionistas del país del norte al decir: “Seguiremos utilizando todas las herramientas diplomáticas y económicas para apoyar a Guaidò”,
¿Qué sigue?, por supuesto que el apoyo de Rusia y China a Maduro y tras unas semanas de agresiones mutuas por parte de los seguidores de ambos bandos y gracias al apoyo publicitario y logístico de las potencias de la muerte, tendremos en América a la bella Venezuela inmersa en una guerra civil de la que nadie se hará responsable.
Los países vecinos, Chile incluido, en vez de terciar como mediadores para buscar una solución al conflicto, se alinearon tras las aves de rapiña, fieles a su condición de corderos serviles y, … ¿todo para qué?,…. para presenciar como al final, USA, RUSIA, CHINA, orquestadores de la dramática puesta en escena, se reparten el petróleo venezolano.
Nunca aprendemos
Una verdadera pena, por no decir algo peor, pero, para allá vamos, mi nueva Siria y,…espero equivocarme.
Por Belisario Venegas Muñoz, gestor cultural, escritor y poeta