En los últimos días, la opinión pública ha sido testigo de un hecho preocupante que atenta no solo contra la integridad de una figura pública, sino también contra los principios fundamentales del periodismo ético. Hablamos del reportaje emitido por Mega Media, donde se intentó vincular al diputado Gonzalo Winter —actual precandidato presidencial— con el cuestionado caso de la compra de la clínica Sierra Bella por parte del municipio de Santiago.
El reportaje, más allá de su contenido, parece haber tenido como principal objetivo generar sospechas infundadas y dañar la imagen de un parlamentario que ha mantenido una trayectoria pública clara, sin indicios de haber participado en la polémica transacción. Hasta ahora, no existe evidencia que justifique esa asociación, y todo indica que se trató de un intento de instalar un relato que carece de sustento judicial y ético.
La libertad de prensa es un pilar esencial de la democracia. Pero esa libertad conlleva responsabilidades que no pueden ser ignoradas. Informar no es lo mismo que insinuar. Investigar no es sinónimo de difamar. Cuando un medio de comunicación actúa motivado por intereses ajenos al deber de informar con veracidad, se transforma en un actor político más, perdiendo la confianza ciudadana.
Este episodio obliga a reflexionar sobre los límites entre el periodismo y la manipulación. La ciudadanía merece medios comprometidos con la verdad, no con agendas. La democracia se fortalece con el debate informado, no con operaciones mediáticas disfrazadas de reportajes.
Como diario independiente, reafirmamos nuestro compromiso con un periodismo responsable, crítico, pero también justo. No se trata de defender a personas o partidos, sino de resguardar el derecho de todos —especialmente de quienes aspiran a liderar el país— a ser tratados con la misma equidad y rigurosidad que exige una prensa libre y seria.