Estigma

Los sucesos ocurridos este sábado en Iquique, en donde una marcha de al menos unas 5000 personas que exigían el cierre de fronteras y un “Chile para los chilenos”, con la posterior quema de pertenencias de migrantes apostados en el centro de la capital de región de Tarapacá, no dejan a nadie indiferente respecto de la ola migratoria que está aquejando al norte grande de nuestro país.

La migración venezolana es actualmente la segunda más grande en el orbe, y no cabe duda de que nuestro país ha sido destino de cientos de miles de vidas que buscando un futuro mejor han fijado los destinos de sus vidas en Chile.

Precisamente fue el mismo Presidente el cual reiteró en diversas ocasiones, tanto en Chile al asumir como después en Colombia, que nuestro país esperaría a los migrantes venezolanos con las puertas abiertas, tal cual como alguna vez ellos hicieron con los chilenos que tuvieron que exiliarse tras el golpe militar.

La migración sin duda que es un fenómeno global y sucesos como la toma del poder del talibán en Afganistán, las sucesivas guerras en medio oriente o el éxodo de venezolanos, haitianos o centroamericanos hacia los Estados Unidos colman las portadas de los medios internacionales ante las diversas olas de migrantes que acontecen al globo terráqueo.

Así como la actual crisis haitiana con el magnicidio de su anterior Presidente Jovenel Moïse, sumado al último terremoto y las crisis pandémicas y económicas en el cono sur, han hecho que muchos haitianos migren nuevamente al hemisferio norte hacia la unión americana como destino para mejor vida, mientras en simultáneo, miles de venezolanos, colombianos y también haitianos ingresan de manera irregular hacia nuestro país por una permeable frontera norte encarnizada en la actual Colchane, la cual ha visto desbordada su eterna calma por la constante oleada de migrantes.

Planes gubernamentales que han quedado solo en anuncios, o diversos desencuentros entre el delegado presidencial y el gobernador regional, que no han llevado a soluciones prácticas, agudizan aún más esta crisis que no ha tenido una respuesta adecuada por parte del Estado chileno, y que se agrava aún más con las prácticas xenófobas por parte de la población en contra de los cerca de 3500 migrantes irregulares que viven actualmente en las calles de Iquique han colmado las portadas a nivel global.

De los 80 millones de personas desarraigadas en el mundo según cifras de la ACNUR (La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) al menos 30 millones de ellas son refugiadas y solicitantes de asilo, lo cual indica que ante las tensiones sociopolíticas en el mundo más la crisis climática que se irá acentuando con el tiempo, solo harán que la migración siga incrementándose, lo cual nos plantea que la solución debe ser desde el nivel central hasta el local para poder darle orden y cauce a la actual crisis.

Dejar de generar estigmas frente a la crisis migrante, así como frente a diversas situaciones puntuales que han acontecido a nuestra comuna y provincia no son el camino para buscar una solución, sino que la acción coordinada y consciente frente al problema, que no se solucionará ni con anuncios ni marchas, sino con una acertado y aterrizado accionar desde lo práctico, hasta lo legislativo, donde no solo bastará con un cambio a nivel constitucional, sino que también a nivel legislativo, como con una ley migratoria acorde o como por ejemplo un nuevo código de aguas, son las medidas que se deben tomar de aquí en adelante, y no deben quedar en un titular sensacionalista como generalmente se aborda en los medios de comunicación.

 

Por Matthias Eyzaguirre Méndez,  @quilimarino, Asesor Jurídico, Emprendedor, Concejal de la comuna de Los Vilos.