Fijándose en las alas del halcón peregrino para mejorar los aviones del futuro

El fabricante aeroespacial BAE Systems ha iniciado un proyecto de investigación para el desarrollo de aeronaves seguras y aerodinámicamente eficientes y de optimización consumo de combustible. Esta investigación, dirigida desde la universidad de Londres, se fija en las características de las aves, concretamente de los halcones peregrinos, para desarrollar nuevas tecnologías para las aeronaves.

El halcón peregrino es el ave más veloz que existe. Cuando vuela en captura de una presa, puede alcanzar velocidades de 300 Km/h. Cuando el halcón peregrino cae en picado a ángulos muy pronunciados para capturar la presa.

halcón peregrino cayendo en picado

Para poder realizar estas maniobras de vuelo, el halcon peregrino tiene un mecanismo que le hace “sentir” si cae la corriente de aire que circula por sus alas con el consiguiente riesgo de perder sustentación. Asimismo, durante la maniobra de caída en picado, sus plumas se doblas hacia arriba, lo que le permite mantenerse en vuelo.

Estos dos principios son los que el equipo de investigadores, cuyo responsable es el profesor Christoph Bruecker, están estudiando para implementar nuevos conceptos de diseño en las aeronaves del futuro.

La idea consiste en incorporar a las alas unos filamentos de polímero en las alas de una aeronave y de este modo se proporciona información en tiempo real de las condiciones aerodinámicas, permitiéndolo realizar acciones correctivas en caso necesario. Estos filamentos de polímero se fabricarían empleando la técnica aditiva, más conocida por “impresión 3D”. La impresión 3D permite además desarrollar el Segundo concepto denominado por Bae como “Descenso en picado seguro”. Distribuyendo en la superficie del ala unos pequeños dispositivos  que se elevan imitando las alas del halcón peregrino cuando éste cae en picado, permitirían realizar rápidamente maniobras al avión a bajas velocidades. Esta idea permite un diseño más compacto y aerodinámico de los dispositivos hipersustentadores (los “flaps”) que se despliegan en las aeronaves para permitirles aterrizar y por tanto un ahorro en peso propio de la aeronave y la posibilidad de transportar más combustible.

Este proyecto se engloba dentro dentro de los planes de Investigación y Desarrollo de BAE, que en 2016 ascendio a 1,4 millones de libras, unos 1,7 millones de euros.