De acuerdo al Segundo Catastro Nacional de Personas en Situación de Calle 2011, en esa fecha existían más de 12 mil personas en situación de calle; cifra que ha aumentado en los últimos años, de acuerdo a la evaluación del Director Ejecutivo de la Fundación Gente de la Calle, Francisco Javier Román. El asistente social, con 30 años de experiencia en trabajo comunitario, asegura que superar el problema es cuestión de voluntad, no de recursos.
¿Por qué motivos alguien llega a vivir como persona en situación de calle? ¿Qué se requiere para poder revertir esta condición? Éstas y otras interrogantes fueron abordadas durante el Seminario de Problemáticas Sociales de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad del Pacífico, en la cual participó el Director Ejecutivo de la Fundación Gente de la Calle, Francisco Javier Román.
El profesional señaló que esta problemática es compleja y estima que a la fecha deben existir más de 20 mil personas en esta situación. “En nuestros aprendizajes como Fundación, entendemos que detrás del concepto o idea de personas en situación de calle se oculta un mundo y distintas realidades. Porque no es lo mismo ser niño, persona psiquiátrica, hombre o mujer, con diferentes niveles de educación o con capacidades diferentes en situación de calle”, aclaró.
A pesar de ello, esta realidad tiene un denominador común: “Todas ellas son personas que han sido vulneradas en sus derechos”, afirmó.
Sin embargo, existe poca información que ayude a abordar la problemática de manera definitiva. “En realidad, los estudios e investigaciones se reducen en términos oficiales al catastro realizado el 2005 y el 2011. Porque la investigación y el conocimiento que tenemos después proviene a partir de tesis desde el mundo académico. Sin aminorar la importancia de generar conocimiento desde la academia, creemos que es insuficiente. Falta, sin duda, mayor investigación, conocimiento y sistematización de lo que es esta realidad. Lo que conocemos son más bien parcialidades de esta problemática”, analizó.
A esta dificultad se suma la falta de tiempo de los mismos profesionales que trabajan en el área. “No tenemos el tiempo de sistematizar, ordenar y profundizar sobre el tema. En el día a día la urgencia nos obliga de alguna manera a estar ahí, tratando de resolver. Pero hay un debe, que es conocer con mayor profundidad esta realidad”, agregó Román.
Frente a este dilema, la solución ha sido mirar mucho estudios, trabajos y modos de intervención en el extranjero. “A mi modo de ver es erróneo, porque si a veces es interesante conocer qué sucede en otras realidades, cómo se actualiza, aborda y ordena la información, en Chile hemos sido poco cuidadosos en cómo traducimos eso a nuestra realidad. Porque hay diferencias en términos de cantidad y características de las personas y en las razones que las llevan a ser en situación de calle. Por lo tanto, si bien son un aporte al conocimiento estas experiencias del extranjero, si no hacemos un proceso de interpretación a la realidad chilena, cometemos errores, lo que además no evaluamos”, reconoció.
Y es una crítica que también se extiende a las políticas públicas. “Desde la perspectiva de la política pública, se han implementado muchas iniciativas desde el 2004 y que, al poco andar, como no han sido trabajadas en función a la realidad específica, empiezan a mostrar fracasos evidentes o al menos no los avances esperados y, por lo tanto, significa que se abandona esa experiencia, pero sin haber sido evaluada ni cuestionada, para buscar otros nuevos modelos. Así hemos estado en un tiempo de al menos 12 años, con una política de ensayo de distintas estrategias y de pegoteo de acciones copiadas del exterior, no evaluadas y que no cierran el ciclo de intervención”, relató.
Asistencialismo versus erradicación
Para el Director Ejecutivo de la Fundación Gente de la Calle, el abordaje de esta problemática en Chile, tanto de la sociedad civil como del ámbito público, ha tenido una perspectiva desde la caridad y el asistencialismo. “Una mirada donde ha tenido un rol importante el Hogar de Cristo, pero que ha ido distorsionando el abordaje y generado un nuevo problema, ya que hemos perdido la oportunidad de hacer un trabajo mucho más técnico que permita aportar a resolver el problema”, planteó el experto.
Es esa misma mirada, la que ha influido además en la idea de que resolver el problema es algo utópico. “Nosotros desde hace unos 4 o 5 años nos planteamos la posibilidad de resolverlo. Y nuestra apuesta se basa en que el porcentaje de personas en situación de calle, respecto a otras problemáticas sociales, es mucho menor. Por lo tanto, por ese lado, desde la cantidad o magnitud, es posible erradicar o al menos intentar o plantarse el tema de la erradicación”, señaló.
En este contexto, la idea de erradicación es una que no atente contra los derechos de las personas y que, por lo tanto, no dé espacio para que a cualquier costo se saque de su lugar a las personas en situación de calle. “Cuando hablamos de la erradicación de personas en situación de calle, lo que estamos planteando es que a partir del conocimiento, la sistematización y el análisis, se vaya a las causas que generan la situación de calle, lo que hay detrás de ello, conocer acerca de la vulneración de un derecho o de varios. Por lo tanto, lo que nosotros planteamos en la erradicación es modificar e implementar medidas para que esos derechos sean recuperados y validados”, aclaró.
Para realizar este trabajo es importante que la sociedad chilena piense que esta población no opta por estar en situación de calle. “La sociedad debe plantearse cambios en la relación con este grupo, lo que implica reconocerlos como personas competentes, con derechos y obligaciones, y reconocer que esas personas no están en calle porque quieren, sino porque hay una situación o un derecho vulnerado que hace estar en esa situación. Nadie opta por estar en situación de calle, porque vivir en la calle es muy difícil, a pesar de los discursos que uno puede escuchar de las propias personas en situación de calle, que dicen estar felices y estar porque quieren. Finalmente lo que hay ahí es un discurso que justifica una situación para hacerla menos dolorosa. Pero nadie está en calle porque quiere”, acotó el especialista.
Otros énfasis a este camino de solución tienen que ver con una mirada multidimensional. “No ha habido hasta ahora una mirada, tanto desde la política pública como de la sociedad civil, para un abordaje en todas las dimensiones, más que sólo el asistencialista. Los trabajadores sociales deben impulsar cambios para que las personas salgan de sus estados de confort y vayan en la búsqueda de una salida”, criticó.
Por ello, insistió en el relevante rol de los trabajadores sociales para cumplir con su responsabilidad de incidir en las políticas públicas; políticas públicas que deben ser de Estado y no de Gobierno. “Esta es una política de Estado de corto, mediano y largo plazo; de 15 años. Por ello no debe estar acotada en el tiempo y debe apuntar a la solución final y no a la administración”, aclaró Francisco Javier Román.
Adicionalmente, debe ser intersectorial. “Es decir, no estar radicadas en un solo ministerio, porque la transversalidad de la problemática abarca de todo: salud, educación, vivienda, ciudadanía; obliga a que de alguna manera que todos tengan que participar”, precisó.
El profesional asegura que los recursos no son un impedimento a su implementación. “Los recursos asignados por parte del Estado, más todo lo que aportan las instituciones de la sociedad civil, es suficiente. Lo que falta es la voluntad política”, enfatizó.
Román finalizó invitando a los profesionales del área a jugársela por hacer efectiva este trabajo. “No basta con tener una política de Estado, o que tengamos los recursos, o que sea intersectorial. Acá entra el rol de los profesionales que estén convencidos de que efectivamente pueden ayudar. Y por eso los invito a empujar nuevos desafíos, dar importancia a los estudios, porque la realidad es cambiante y hay que ser eficiente”, concluyó el Director Ejecutivo de la Fundación Gente de la Calle en la Universidad del Pacífico.