Se acabó El Niño! La Niña se acerca y Chile se prepara para nuevos desafíos climáticos

Tras un año de dominio climático marcado por El Niño, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, sigla en inglés) ha anunciado el fin oficial de este fenómeno que ha impactado significativamente las condiciones climáticas globales. Según los últimos informes, El Niño ha cedido terreno en el Pacífico tropical desde mayo de 2024, liberando así su control sobre las temperaturas y los patrones meteorológicos extremos.

Sin embargo, el escenario climático no descansa: se avecina La Niña. Este fenómeno, opuesto a El Niño, se caracteriza por aguas más frías en el Pacífico ecuatorial central y oriental, vientos más fuertes y cambios en las precipitaciones. Para Chile, esto significa la posibilidad de inviernos más fríos y veranos menos calurosos, con tendencias hacia menos precipitaciones en varias regiones del país.

La NOAA ha pronosticado con un alto grado de certeza que La Niña podría instalarse entre julio y septiembre de este año, aumentando las probabilidades a medida que nos acerquemos al final del año. Este fenómeno no solo impactará a Chile, sino que también podría influir en la temporada de huracanes en el Atlántico, según los expertos.

Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago, explicó que La Niña no solo moderará las temperaturas, sino que también podría mitigar la sequía extrema, ofreciendo un respiro después de un período marcado por condiciones climáticas más severas. Esto podría significar un alivio para sectores agrícolas y la gestión del agua en el país.

A pesar de que El Niño y La Niña son fenómenos naturales, su impacto se ve influido por el cambio climático global, que está exacerbando la frecuencia e intensidad de estos eventos. Con La Niña en el horizonte, las comunidades y autoridades chilenas están preparándose para gestionar los posibles desafíos climáticos y adaptarse a un entorno cada vez más cambiante.

El próximo capítulo climático está por escribirse, y con La Niña en camino, la atención se centra en cómo afectará esta transición a las condiciones ambientales y económicas en Chile y más allá.